-Vienes hacerme feliz jefa....
La mujer sonrió al escuchar a su amiga que seguía en éxtasis
en la cama y bañada de sudor:
-Por supuesto....
La musculosa chica salió de la casa y se quedo mirando
preocupada a todos lados, frente a ella un pequeño oasis en el desierto, un
pequeño bosque que daba hasta el pueblo, aquel paraje le atrajo para buscar a
su experimento.
Raul con su nueva y extraña figura, tan delicada, tan
fibrada y totalmente vendada, corría por la arena, por el frondoso suelo del
bosque, conducido por lo que veía, al final del bosque en pleno desierto estaba
el pueblo.
Al llegar al pueblo pudo ver un pequeño motel, vio con
cierta alegría que había alguien saliendo de una de las habitaciones, dentro de
tanto dolor de cicatrices y su piel estirada tapada por las vendas.
El se aferro a esa persona, una mujer de unos treinta años,
pelo rubio y bastante exuberante, con ropa bastante estrecha para las medidas
que gastaba, con una falda muy corta, medias de rejilla y zapatos de tacones de
aguja, lo más seguro que era una prostituta que había hecho un trabajo en aquel
motel y se disponía a volver a su casa...
Raul le cogió de la mano y le miro a los ojos:
-Llame a la policía Raul sigue vivo....
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