Con el poco tiempo que tenía, no podía
ponerme a buscar relaciones románticas por internet, sacia mis fantasías con
estas pequeñas cosas.
Con treinta años pasaba las tardes en mi
cuarto, después de terminar mi teletrabajo, donde pasaba muchas horas ya que
desde hace unos meses estaba compartiendo piso con un par de amigos. Amigos
cuando no teníamos problemas entre nosotros por culpa de la comida, luz, agua,
gas y más cosas que teníamos que pagar entre los tres.
Mis compañeros eran Roberto que tenía un
par de años menos que yo y Emma que nadie sabía dónde sacaba el dinero para
pagar su alquiler esta atractiva pelirroja, que tenía mí misma edad.
Uno de esos días después de terminar mi
trabajo, después de unas largas frente al ordenador pensé que sería divertido
crear algunas imágenes, para masturbarme un poco.
Mientras preparaba todo me encontré que
salto una notificación en mi pc, era de la gran bruja TG "Hola cariño
cualquier cosa que crees te transformaras, suerte, amor"
Me quedé extrañado con ese extraño virus
informático y proseguí con mi diversión de crear estas mujeres perfectas a
partir de mujeres reales, tengo que reconocer que esta Selena Gómez con pechos
enormes me había salido de muerte. Hasta que la pantalla comenzó a parpadear y
lanzo una fuerte luz que me cegó totalmente.
En la misma pantalla apareció la gran
bruja TG, donde pude ver su sonrisa, tan sensual y afilada, eso es lo único que
recuerdo hasta que la luz primero me cegó y después vino lo que nunca poder
cambiar, lo que paso en este momento me marco para siempre.
Sentí como mi cuerpo cambiaba
lentamente, mis huesos se rompían en mil pedazos, hasta volver a unirse, mis
músculos se volvían más pequeños y se estiraban, mi piel se tensaba y sentía
como mi rostro cambiaba lentamente, hinchándose lentamente los labios, los ojos
se me cerraban un poco, creciéndome las estañas rápidamente, me crecía el pelo,
más oscuro más sedoso cayéndome por mis hombros. Todo mi bello desaparecía
rápidamente, me comenzaron a crecer los pechos sin cesar tan grandes, tan
suaves, tan llenos de leche. Me crecían los pezones lentamente, mi culo comenzó
a hincharse, mis caderas comenzaron a expandirse, mis muslos se hincharon.
Hasta que mi grito femenino me indico la desaparición de la nuez de mi
garganta.
Mis cambios se producían, el dolor
aumento cuando mi pene comenzó a desaparecer lentamente, dejando una vagina en
su lugar y un frondoso campo de vello púbico.
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