Raul se quedó pensativa mirando el techo de la habitación, había pasado varias semanas desde que terminaron sus operaciones, solo faltaba que las heridas se curaran, aparte de aquello recibía tanto cariño de Millie que aquello le hacia tener una vida mejor, una vida mejor de la que tenía siendo un hombre.
Aparte de aquello, Emma le miraba como
un sargento y parecía que estaba pensando en mandarle cosas, por que cada una
tenia que hacer algo en aquella casa, Miley le miraba de una forma muy sensual,
de unas ganas locas de follarsela.
Con su débil cuerpo, su pequeño cuerpo hacia temer las enormes moles de músculos que eran las tres mujeres.
Entro Millie a la habitación con esa
apretada ropa deportiva, con esa musculatura tan marcada, marcándose algunas
venas, brillaba por el sudor sus músculos, cogió unas tijeras para comenzar a
cortar las vendas:
- ¿Raul preparado quitarte las venas?
La chica tirada en la cama asintió con
la cabeza con una sonrisa, primero los tobillos, después de sus piernas,
también las caderas, la que envolvía su estómago, corto las vendas de sus
brazos y sin querer o queriendo le corto también el pijama, dejándola cuasi
desnuda.
Eso a Raul le comenzó a gustar ya que se
unía a lo agradable que era lo agradable que le liberaran de las vendas que
tenia por todo el cuerpo.
Las tijeras fueron por la parte del
pecho, dejando libre sus pechos a reventar de silicona, que estaban presionados
por su pijama, eso a la chica operada le gustaba, le excitaba, sus pezones se
pusieron muy duros.
Las tijeras fueron hasta las caderas de Raul y le cortaron las vendas, donde estaban apretado su perfecto culo, creado con moldes de silicona y su nueva vagina.
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