No muy lejos de allí una mujer de pelo corto y oscuro, con una blusa negra y con mucho escote, apretando esas enormes tetas como Eduarda, compartían pechos tan grandes como sandias, había encontrado a quien buscaba, ya que la energía tetánica le llamaba.
Eduarda
le dio un mordisco a su diminuta hamburguesa y sintió como sus grandes pechos
daban una leve vibración y sus pezones se pusieron muy duros, miro a su
alrededor y miro a sus compañeras:
-¿Chicas
vuestras tetas os puede dar mensajes?
Berta negó
con la cabeza, Sandra y Linda se quedaron pensativas y Melinda sonrió:
-Con esas
tetas tan grandes podrían hasta hacerte un programa de radio……Ja.
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